Aunque este año no íbamos a ir de vacaciones, al final pudieron más las ganas que la situación económica y decidimos pasar una semana en Sicilia. Como bien sabéis los que visitáis este blog, ya habíamos estado en Sicilia hace unos años y la experiencia había sido de las que no se olvidan (aquí tenéis la crónica del anterior viaje).
NOTA: Las fotos se pueden ver a mayor tamaño haciendo clic sobre ellas y muchos restaurantes, museos, etc., tienen enlace a su web haciendo clic sobre el nombre.

Plano de Catania. Están marcados algunos de los recorridos y puntos de interés que comento en este diario-guía.
En esta ocasión queríamos ver sitios que nos habíamos dejado el viaje anterior por falta de tiempo y, por qué no, repetir alguno de los que más nos habían gustado. El itinerario fue: Catania, Taormina, Palermo, Siracusa, Mazarmemi, Modica, Ragusa y, de nuevo, Catania.
El 19 de julio a primera hora de la mañana, con Iberia, pusimos rumbo a Catania. Entre que recogimos el coche de alquiler y esperamos por la maleta, llegamos a la ciudad sobre la una, así que decidimos ir directamente al Mercado de la Pescheria (la otra ocasión en que fuimos a Catania, también llegamos casi a la hora de cierre del mercado). Como Cristina no conocía la ciudad, dimos una vuelta, antes de comer, por la Plaza de la Catedral y alrededores (Catedral –como casi todas las iglesias de Catania, dedicada a Santa Ágata–, Badia di Santa Agata, Palacio de los Elefantes, fuente del Amenano, fuente del Elefante –símbolo de Catania–, etc.).
– La fuente del Amenano, del siglo XIX, a la entrada de la piazza Benedetto, donde comienza la Pescheria.
Para comer, aunque habíamos pensado en La Paglia (uno de nuestros favoritos de la anterior, y muy corta, visita), decidimos ir a la Osteria Antica Marina, que también está en la Pescheria (en vía Pardo, 29). No se come nada mal, pero no nos pareció nada del otro mundo y es un poco más caro que La Paglia.
– El mercado de la Pescheria es una de las visitas imprescindibles en Catania.
Tras el almuerzo, nos dirigimos al hotel. El NH Bellini no está en el centro histórico, pero está magníficamente situado, tiene parking, las habitaciones están como nuevas, el baño está muy bien y los desayunos son de los que merecen la pena. Descansamos un rato en la habitación del hotel y, ya atardeciendo, salimos a pasear hasta el casco histórico y a cenar.
Recorrimos el viale XX Setembre y doblamos en via Etnea, la arteria comercial principal de Catania. La primera parada fue en los bonitos jardines Villa Bellini, que son casi continuación del Jardín Botánico.
Después seguimos bajando la vía Etnea hasta el Anfiteatro Romano, donde también está la iglesia de Santa Agata alla Fornace. No pudimos entrar porque había una boda –y cualquiera le decía algo a los dos que vigilaban la puerta de acceso–. Desde allí seguimos hasta Santa Agata al Carcere y subimos una escalinata hasta la preciosa Facultad de Jurisprudencia, que está justo al final de la via Crociferi (una de las calles de Catania que hay que patear obligatoriamente). Compramos unas botellas de agua en la Universidad (la cafetería era muy barata, pero no vendían nada con alcohol) y seguimos el paseo por vía Crociferi, pasando por San Camillo, San Benedetto, San Giuliano, San Francesco Borgia, Badia Grande y por algún comercio curioso (como la autoescuela que podéis ver en la foto –el dueño se puso las gafas de sol antes de permitirme hacerla–).
También nos encontramos a un par de chicos que, en la puerta de una iglesia, estaban ensayando un baile (Catania es de las ciudades más abiertas de Sicilia de cara a los gays, pero aún así, chocaba enormemente verles de aquella manera y en aquel lugar).
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Paseando por las calles de Sicilia, parece que el tiempo se detuvo hace décadas. Al fondo, Santa Agata al Carcere.
– Terraza y escalinatas de acceso a la Facultad de Jurisprudencia.
– Detalles de la fachada de San Giuliano y verja de la entrada de la Badia Grande.
Continuamos el recorrido hacia la plaza de la Catedral y retomamos via Etnea (Universidad, Palacio Sangiuliano, Collegiata), para doblar después por via Antonio di Sangiuliano hasta llegar a la plaza Bellini, donde se halla el Teatro Bellini (inaugurado el 31 de mayo de 1880 con la representación de Norma). Allí paramos a tomarnos unas cervezas, antes de ir a cenar.
– Exterior e interior de la catedral de Catania.
– Badia di Santa Agata (en un lateral de la catedral) y palacio de la Universidad (en via Etnea).
– Palacio de la Universidad visto desde el interior del palacio Sangiuliano Collegiata (obra de Stefano Ittar).
Cenamos en la terraza de la Pizzeria Via Coppola (via Coppola, 39, muy cerca de la plaza Bellini). Las pizzas eran grandes y ricas –y baratas–, aunque inferiores a las que comimos la otra vez en Trapani o a las que íbamos a comer un par de días después en Palermo (por cierto, lo que no se os ocurra pedir aquí es el vino de la casa; es malo, malo, malo).
Y tras la cena, ya sólo quedaba el camino de vuelta al hotel después de un día intenso y muy caluroso (algo que continuó durante todo el viaje).
NOTA: Muchas otras cosas interesantes de Catania las he comentado en la entrada del viaje anterior.

La fuente del Elefante, símbolo de Catania (su aspecto actual se debe al proyecto de Vaccarini de 1736, aunque sus elementos son más antiguos).

Plano de Taormina. Está marcada la via Umberto I y el recorrido del funicular, así como algunos de los lugares que comento en el texto.
El sábado por la mañana cogimos el coche para ir de Catania a Taormina (tal y como teníamos organizado el viaje, no teníamos otra opción, pero ir un sábado a Taormina significa ver la ciudad entre un enjambre de turistas). Lo mejor, tras haber pasado el susto de la sinuosa carretera de acceso, en la que los autobuses se tienen que parar en numerosas ocasiones porque literalmente no son capaces de girar con otro vehículo enfrente, es dejar el corche en el aparcamiento Lumbi. Después, uno tiene dos opciones: hacer cola para un bus gratuito que va al centro, o subir unas 200 escaleras. Nosotros subimos las escaleras y merece la pena (no son complicadas como las de Ragusa y, una vez subidas, estás ya en el centro).
Como se puede leer en la magnífica guía de Reyero (no me cansaré de recomendarla, aunque se ha quedado muy desfasada en lo referente a hoteles y restaurantes), Taormina es, en palabras de Guy de Maupassant, sólo un paisaje, «pero es un paisaje que resume en sí todo lo que hay en la tierra capaz de atraer la vista, la imaginación y el espíritu». Y no hay mejor sitio que el Teatro Griego para comprobar que Maupassant no se equivocaba.
Empezamos nuestra visita a Taormina, efectivamente, por el Teatro Griego (aunque lo que se puede ver actualmente es un teatro romano (el griego se reedificó en el siglo II aC). El teatro es magnífico y está muy bien conservado –unos días después de nuestra visita iba a actuar Patti Smith–, pero lo que merece más la pena es disfrutar de las vistas de la ciudad y la costa.
– Dos vistas del Teatro Griego de Taormina.
Tras la visita al teatro, lo que tocaba era recorrer la pequeña ciudad a pie, siguiendo el corso Umberto I y callejando un poco.
Prácticamente todas las callejuelas y rincones de Taormina tienen un encanto especial (obviando a los grupos de turistas). Además, hay también palacios e iglesias (Palacio Corvaja, Palacio de los Santo Stefano, Duomo di San Nicoló, Torre dell’Orologio, etc.) y un precioso jardín público, Villa Comunale, que tiene unas vistas magníficas de la costa.
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– Paseando por las calles de Taormina.

Es difícil imaginarse, viendo la bonita escalinata, que el edificio del fondo es un Night Club y Cabaret (lo indica en el rótulo).
– Piazza 9 Aprile, con la torre del reloj a la izquierda y la iglesia de San Giuseppe delante de las montañas, y catedral.
Después de recorrer longitudinalmente la ciudad, decidimos hacer caso a Reyero y, dado que comer en Taormina es muy caro, fuimos a la tienda Mamma Mía (via Bagnoli Croce, 50), donde nos hicieron unos riquísimos bocadillos con productos italianos. Compramos también unas cervezas y nos acercamos hasta los jardines públicos Villa Comunale, un lugar perfecto para hacer un picnic.
Después de comer habíamos decidido que tocaba playa, así que nos acercamos al teleférico, que nos bajó hasta la zona de la playa de Mazzarò e Isola Bella. Como en Palermo íbamos a ir a Mondello, una playa clásica, en Taormina elegimos Isola Bella, una isla casi unida a tierra por una lengua de arena (bueno, más bien pedregosa). La zona se vende como playa, pero es de piedras y hay muchas rocas. Aún así, en las hamacas de pago se está estupendamente y el agua, como en toda Sicilia, tiene un color impresionante.
Terminado el baño, había que volver sobre nuestros pasos: subir las escaleras de acceso a la playa, coger el funicular hacia Taormina y, por suerte, bajar las escaleras que llevan al aparcamiento Lumbi (a la salida del funicular, en un puestecito que había enfrente, nos bebimos un zumo de naranja recién exprimido y fresquito que nos supo a gloria).
Ya de nuevo en Catania, después de descansar un rato en el hotel, nos fuimos a cenar, dando antes un pequeño paseo por el centro. Llegamos hasta la Piazza Carlo Alberto, donde está la iglesia de Carmine y donde se celebra un típico mercado que, como podéis ver en la foto, estaba más que finalizado. Elegimos Metró (via Crociferì, 76), un restaurante del Slow Food Movement, que viene especialmente recomendado en la guía de Lonely Planet. Cenamos en la terraza (el interior me dio la impresión de que estaba cerrado) y, aunque todo estaba rico, el servicio fue lentísimo (no va de eso lo de «slow»), algunos platos de la carta no los tenían y la relación calidad/precio no fue de las mejores.
– Iglesia del Carmine, en la piazza Carlo Alberto (donde se celebra diariamente un mercado) y puesto de helados muy poco apetecible.
Así se terminaba nuestro segundo día en Sicilia (bueno, después de cenar nos tomamos unos riquísimos helados de palo en un local de via Etnea y unas copas en el bar del hotel).

Aunque no suelo colgar muchas fotos nuestras, aquí está la prueba de que sí que estuvimos en Sicilia (Cristina y Fernando durante la visita al Teatro Griego).

Plano de Palermo. Están marcadas algunas vías principales y lugares de interés que comento en el texto.
El domingo, a primera hora de la mañana, nos pusimos camino de Palermo. Sabíamos que quizá eran los dos peores días para ver la ciudad, pero en algún sitio tenían que coincidir.
Llegamos al hotel Mercure (está bastante bien y muy céntrico), dejamos las maletas en la habitación y nos fuimos a dar un paseo por via Roma (pasamos por la iglesia de San Domenico –y otras que ahora no recuerdo–) y via Vittorio Emmanuele hasta la piazza San Francesco, ya que íbamos a comer a la Antica Focacceria San Francesco. El local, con horno y mesas de mármol y una estupenda terraza frente a San Francisco de Asís (excepto por el insoportable calor que hacía en Palermo a mediodía), se inauguró en 1834 y sirve, a muy buen precio, especialidades palermitanas (para comer allí o para llevar).
– La Antica Focacceria S. Francesco, con su terraza frente a la iglesia de San Francisco de Asís.
Después de comer, y de sudar como pollos, continuamos la visita con una parada en el precioso Oratorio de San Lorenzo, una auténtica joya del rococó siciliano de 1569 (los espectaculares relieves son de finales del 1600). La anécdota, por decirlo de alguna manera, es que el altar estaba presidido por una Natividad obra de Caravaggio, pero lo que hay actualmente es una fotografía del cuadro original, ya que fue robado en 1969 y no se volvió a saber nada de su paradero.
Seguimos nuestro recorrido por Vittorio Emmanuele, haciendo una parada en la iglesia de San Matteo. La iglesia, de 1663, es muy bonita (la cúpula fue pintada al fresco por Vito d’Anna en 1756), pero necesita urgentemente una restauración.
– Interior y detalle de los frescos de la iglesia de San Matteo.
Después de ver San Matteo nos acercamos hasta la plaza Pretoria (allí está el Ayuntamiento). En medio de la plaza destaca la enorme fontana Pretoria, de 1554, de cuyas esculturas de desnudos masculinos cuentan que sufrieron las iras de monjas del vecindario.
– Fontana Pretoria, en la plaza del mismo nombre.
Saliendo por un lateral de la plaza está la piazza Bellini, rodeada por tres iglesias: Santa Caterina (veríamos su interior barroco el lunes) y las iglesias normandas de La Martorana y San Cataldo. Sobre la nave central de San Cataldo se elevan tres cúpulas (lo que la hacen especialmente singular al verla desde el exterior) y el mosaico del pavimento es el original.
– Interior de la iglesia normanda de San Cataldo, en la piazza Bellini.
Nos acercamos después al cruce de Quattro Canti (el centro histórico de Palermo), cuya escenografía barroca, en tres niveles, de las fachadas cóncavas de cuatro palacios fue proyectada en 1608 por Giulio Lasso. Y desde allí nos dirigimos por Vittorio Emmanuele hasta la piazza Marina, donde está el jardín Garibaldi, la iglesia de Santa Maria dei Mirácoli, el Palazzo Galletti o el Palacio Chiaramonte (actual sede del Rectorado de la Universidad).

Los siempre espectaculares balcones de Sicilia, en esta ocasión en un edificio cercano a la piazza Marina.
El recorrido iba a terminar frente al mar, en las terrazas del Foro Itálico. Más concretamente en Ilardo (Foro Umberto, 11), una heladería excelente (recomendada en la guía de Reyero) en la que disfrutamos de unos granizados naturales de limón y fresa.
– Cristina, Fernando y yo en la terraza de Ilardo, esperando nuestros granizados.

Chiesa della Pietà, de estilo barroco. Construida por Giacomo Amato (1681). Está en via Torremuza, 1 (detrás del paseo del Foro Itálico).
Ya al atardecer, volvimos al hotel pasando por Porta Felice, la iglesia de Santa Maria della Catena (de estilo gótico catalán de finales del XV) y por una plaza con un monumento a los caídos en la lucha contra la Mafia.
Y después de descansar un rato, fuimos a cenar unas pizzas riquísimas (y muy baratas) en La Taverna di John (via Sperlinga, 57). Tras la cena, nos tomamos unos helados en Spinnato, un antiguo café con terraza (via Principe di Belmonte, 111) que está en una zona cercana al hotel, llena de terrazas y pubs, en el barrio de Politeana.
El lunes, después de desayunar en el hotel, nos acercamos andando hasta el Teatro Massimo (diseñado en 1875 por Giovanni Battista Basile y su hijo, y famoso, entre otras razones, porque en su escalinata de entrada se desarrollan las últimas escenas de El Padrino III). Frente al teatro para el autobús para ir hasta el Palacio de los Normandos y la capilla Palatina. Mientras esperábamos el bus, tuvimos tiempo suficiente para escribir nuestras memorias (y menos mal que nos avisaron de que el ticket hay que comprarlo en los kioscos). NOTA: Ampliad la foto del bus, que tiene su gracia.
Una de las visitas imprescindibles en Palermo es el palacio Real y la capilla Palatina. El palacio de los Normandos es la actual sede de la Asamblea Regional siciliana. El edificio se asienta sobre una fortaleza púnica. Los emires musulmanes levantaron sobre ella su residencia, pero los reyes normandos fueron los que definitivamente ampliaron y embellecieron el edificio. La capilla Palatina fue erigida por Roger II entre 1130 y 1140. La maravilla de artesonado es de 1143 y está formado por mocárabes pintados con representaciones de la vida y corte en el desierto, de inspiración persa. Pero lo que deslumbra al visitante son los mosaicos, recubiertos de láminas de oro y ejecutados en 1140 y en 1170.
– Detalles de la capilla Palatina, en el Palacio de los Normandos (Palermo).
Después de ver la capilla, recorrimos el resto de salas del palacio que se podían visitar (apartamentos reales) y, tras finalizar la visita, nos dirigimos al Mercato delle Pulci, donde venden antigüedades.
– Tiendecitas de antigüedades en el Mercato delle Pulci.
Seguimos el paseo por la via Vittorio Emanuele hasta la Catedral, cuyo curioso aspecto se debe a que tiene partes de todos los siglos (desde el origen bizantino hasta las últimas obras en el siglo XIX).
– Catedral de Palermo.
– Detalle del altar y frescos de la catedral y exterior (estatua de Santa Rosalía).
Vimos también en nuestro recorrido algún patio, la piazza Bologni (rodeada de palacios) y, finalmente, paramos en el convento de Santa Caterina para comprar una entrada para visitar su iglesia y la del Gesù (Casa Professa).
La iglesia del Gesù (de los jesuitas), en la piazza di Casa Professa, es el barroco llevado al paroxismo. Fue iniciada en 1564 y, por desgracia, los bombardeos de 1943 dañaron especialmente las bóvedas (las pinturas actuales son horribles). La iglesia tiene también una cripta y una capilla en el piso superior.
– Exterior y recargadísimo interior de la iglesia del Gesù.
La iglesia de Santa Caterina, en la piazza Bellini, no se queda atrás en cuanto a su decoración barroca. Se construyó entre 1580 y 1596, y su interior está cubierto de mármoles de colores, pinturas, altares, estucos y estatuas. Aparte de la iglesia, se puede visitar un pequeño museo de arte sacro y los claustros.
– Cúpula y altar de Santa Caterina.
– Vista general del interior de la iglesia de Santa Caterina y detalle de la decoración de una de las columnas.
Tras las que iban a ser las últimas visitas culturales en Palermo, nos dirigimos al mercado de la Vucciria, para verlo y, de paso, comer algo por la zona. Quizá porque era ya tarde (y además lunes), el mercado tenía muy pocos puestos y no había nada de ambiente por las calles. Para colmo, casi todos los restaurantes que íbamos mirando en las dos guías estaban cerrados o ya no existían. Al final, ya casi exhaustos, terminamos en el barrio de la Kalsa, detrás de la piazza Marina, en un restaurante que fue un buen descubrimiento. Sikilia, en via Alloro, 22, es un pequeño restaurante de comida siciliana con un toque de cocina creativa. Todo estaba riquísimo y el precio acorde a lo que ofrecen.
Del restaurante nos fuimos, andando, hasta el hotel. Y en ese trayecto, en la Kalsa, hice una de las fotos que más me gusta: un chico y una chica sentados en cajas de bebidas, charlando bajo la sombra del único árbol de la zona y, como telón de fondo, unas casas ruinosas decoradas con graffiti. La Kalsa fue el corazón cultural e intelectual de Palermo. El nombre es de origen árabe, (khalisa quiere decir “pura”) y se trata de uno de los barrios más antiguos de Palermo, rico en monumentos y edificios. Devastado durante los bombardeos de la segunda guerra mundial, está volviendo lentamente a renacer gracias a proyectos de restauración y recuperación urbana e iniciativas culturales.
Después de un breve descanso en el hotel, cogimos el coche y pusimos rumbo a Mondello, la zona de playa de los palermitanos, que merece la pena ver (y disfrutar) una tarde. Aunque no llevé la cámara, merece la pena admirar la playa y el edificio del balneario Kuursal, que se adentra en el mar y sirve de recuerdo de lo que fue Mondello en otra época. Os dejo una de las fotos que he encontrado en internet.

Foto de la playa de Mondello y del balneario Kuursal (la playa, en realidad, está llena de tumbonas y sombrillas de pago).
Y tras la tarde de playa, sólo quedaba regresar a Palermo, darse una buena ducha en el hotel e ir a cenar. En esta ocasión fuimos a la Casa del Brodo, una excelente trattoria (via Vittorio Emanuele, 175) frecuentada por personajes famosos y con una cocina excelente (los espaguetis vongole estaban exquisitos y el pez espada no se quedaba atrás).
El martes por la mañana emprendimos viaje en coche desde Palermo hasta Siracusa. Aunque ya habíamos estado en Ortigia (la pequeña isla donde se originó la ciudad), Siracusa es de esas ciudades que a las que uno siempre está deseando volver. Como la experiencia anterior había sido muy buena, volvimos al mismo hotel, el Gutkowski.
Después de dejar las maletas en la habitación, nos fuimos a dar un paseo por la isla antes de ir a comer. Pasamos por el Teatro Greco, la iglesia del Collegio dei Gesuiti y la piazza Archimede, hasta llegar a Al Ficodindia (via M. Arezzo, 7), donde comimos buena pasta y a muy buen precio.
– Entrada a la iglesia del Collegio dei Gesuiti y entrada al palacio Beneventano del Bosco.
Tras la comida, decidimos hacer un recorrido por la isla y dejar el descanso para antes de la cena. Así, visitamos primero la blanquísima y preciosa plaza de la catedral, en la que están, entre otros edificios de importancia, la catedral, el Ayuntamiento, el palacio Beneventano del Bosco y la iglesia Santa Lucia alla Badia.
– Exterior y patio interior del palacio Beneventano del Bosco.
El palacio Beneventano del Bosco fue sede de la orden de los Caballeros de Malta, fundada en Siracusa en el siglo XVII.
– Nave central de la catedral, normanda, cubierta con artesonado de madera de época renacentista. A la derecha, la capilla del Sacramento, obra de Giovanni Vermexio.
La catedral es producto de la superposición a través de los siglos. Su origen es el templo de Atenea, del s. V aC., del que se conserva parte en el interior del edificio cristiano que lo envuelve. En el siglo VII fue transformado en basílica cristiana y sufrió remodelaciones en época normanda y posteriormente hasta principios del s. XVIII.
Por el sur de la plaza, por la via Picherali, se accede a la fuente Aretusa, desde donde se ve la zona del puerto. La fuente es un manantial de agua dulce pegado al mar, que está lleno de papiros. Por detrás de la fuente está el acuario, un pequeño jardín y una pequeña playa urbana.
– Vista del paseo Lungomare Alfeo y playa urbana junto a la fuente Aretusa.
Desde la fuente Aretusa, cogiendo la via Capodieci, llegamos hasta el palacio Bellomo, sede de la Galería Regional. Allí pudimos ver esculturas, escudos y, sobre todo, La Anunciación (de Antonello de Messina) y El Entierro de Santa Lucía (de Caravaggio).
Tras la visita al museo, entramos en la iglesia de San Martino (el gótico catalán de la fachada esconde la basílica paleocristiana del interior (s. VI)). Después fuimos hasta el castillo Maniace (lo podéis ver en la crónica de la anterior visita a Sicilia, ya que en esta ocasión estaba cerrado) y, desde allí, emprendimos camino al hotel por el lungomare d’Ortigia (pasamos por delante de la iglesia del Espíritu Santo y también aproveché para hacer una foto parecida a una del viaje anterior: en aquella ocasión había sido una niña asomada a una ventana de una planta baja y, en esta, fue una chica recostada en el marco del balcón de una casa del paseo marítimo).
– Interior de la iglesia de San Martino y callejuela de Ortigia.
Al llegar al hotel, aprovechamos que había granizados gratis en la terraza y descansamos allí un buen rato. Y ya por la noche, fuimos hasta la piazza Federico di Svevia, donde está la Taverna Sveva. Ya habíamos ido en nuestro anterior viaje y pudimos comprobar que la comida sigue estando igual de rica y su terraza igual de agradable.
El miércoles por la mañana, después de desayunar en el hotel, pusimos rumbo a una playa al lado del pueblecito de Marzamemi, pero antes hicimos una parada en el Parque Arqueológico de Siracusa.
Allí pudimos disfrutar del impresionante teatro griego, cuyo origen es del s. V aC., y de la Latomía del Paraíso (canteras de piedra calcárea de la época clásica). Destaca especialmente la Oreja de Dionisio, una gruta llamada así por Caravaggio debido a su forma. También paseamos por el jardín que une la entrada a otras grutas y visitamos el anfiteatro romano (s. III dC.) que está justo a la salida del recinto.
– Otra vista del Teatro Griego (con Cristina y Fernando) y una fuente natural a espaldas del teatro.
– Latomía del Paraíso y una de las grutas.
– Entrada e interior de la Oreja de Dionisio.
El miércoles, después de la visita a la zona arqueológica de Siracusa, nos pusimos rumbo a Marzamemi para disfrutar de unas horas de playa. Es una pena que no sacara la cámara del coche, pero os aseguro que merece la pena. Alquilamos una sombrilla y tumbonas en el Agua Beach Resort y aprovechamos para comer allí (había un servicio de bar/restaurante en la propia playa que estaba muy bien).
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– La zona de alrededor del pequeño puerto de Marzamemi son terrazas y restaurantes para los turistas, pero los edificios antiguos mantienen el encanto del lugar.
Antes de proseguir nuestro viaje hasta Módica, hicimos una muy corta parada en el pueblecito de Marzamemi (tan corta, que fui el único que bajó del coche) y aproveché para hacer alguna foto (todas son de la zona de alrededor del puerto).
Módica es, junto a Ragusa o Noto, uno de los pueblos que hay que visitar de la Sicilia oriental. Hay que tener buenas piernas (desde que se baja del coche, uno no para de subir y bajar escaleras), pero las iglesias y las vistas merecen la pena. ¡Ah, y que no me olvide del chocolate!
Comenzamos la visita en el corso Umberto I (aparcamos cerca de la iglesia y del palazzo San Domenico) y la primera parada fue en la chiesa di San Pietro. Se accede a la catedral por una escalinata adornada con las imágenes de los doce apóstoles. Su interior –tres naves separadas por doce columnas– es espléndido, como casi todas las iglesias sicilianas (siempre me sorprenden los altares y retablos barrocos hasta la extenuación y los preciosos órganos que tienen la mayoría de estas iglesias).
– Altar y órgano de San Pietro.
Después de ver San Pietro pasamos por delante del Teatro Garibaldi y comenzamos el ascenso hasta San Giorgio, donde estaban celebrando una boda, por unas preciosas callejuelas. La antigua iglesia del siglo XI fue destruida en el terremoto de 1613, se reconstruyó y volvió a ser restaurada después del seísmo de 1693. La escalinata de acceso, la fachada y el interior de cinco naves son dignos de ver (la fachada, con su torre, está presente en cualquier foto que se haga desde los miradores que están a las afueras de la ciudad).
Al salir de la iglesia, hicimos algunas fotos de las espectaculares vistas y bajamos por otras callejuelas hasta Santa Maria di Betlem –un edificio del siglo XV, que fue reformado en varias ocasiones–, una de las iglesias más importantes de Módica.
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En Módica cualquier rincón es especial (esta foto la hice en el camino de ascenso hacia San Giorgio).
– Iglesia de San Giorgio: Vista de la torre de la fachada y del interior.
– Iglesia de San Giorgio: La novia subiendo las escalinatas y vista de Módica con la iglesia a la derecha.
Como estábamos cansados y ya casi sin tiempo, nos sentamos en una terracita frente a la iglesia a tomar unas cervezas y después cruzamos la calle para comprar chocolate en La Dolce Contea, una de las muchas tiendas que venden este típico producto de la zona.
Cogimos de nuevo el coche para ir a Ragusa, otra de las ciudades barrocas de la Sicilia oriental que son de visita obligada. Reservamos en el hotel Montreal, y fue todo un acierto: muy bien situado en la Ragusa superior (muy cerca de las escaleras de bajada a la Ragusa Ibla), con unas habitaciones limpias y amplias, con parking y muy barato.
Como ya era muy tarde, decidimos ir a cenar y dejar la visita cultural para la mañana siguiente. Pero tuvimos la mala idea de ir andando hasta el restaurante, que estaba en la Ragusa Ibla. Hay casi 250 peldaños dispuestos de la manera más incómoda posible y que después ¡¡hay que volver a subir!!
Aún así, ver Ragusa Ibla por la noche, toda iluminada, merece la pena. Cenamos en Il Barocco, un restaurante agradable, en el que se come bastante bien y muy barato. Después volvimos al hotel, pero de la subida de las escaleritas prefiero no decir nada.
– Fachada de la iglesia del Purgatorio y Cristina y Fernando disfrutando de la cena en Il Baroco.
Por la mañana, y con el coche, bajamos hasta Ragusa Ibla y comenzamos la visita (tras el seísmo de 1693, Ragusa Ibla se reedificó, pero quedó apartada del crecimiento y de la actividad de la Ragusa superior, el nuevo asentamiento levantado tras el terremoto). Merece la pena hacer un paseo completo por la pequeña ciudad, empezando por la iglesia del Purgatorio (está en la piazza della Repubblica, junto al palacio Cosentini, el palacio de la Cancelleria y la iglesia de Santa Maria dell’Idria), la catedral de San Giorgio y terminando en el Jardín Ibleo.
La catedral de San Giorgio (1738-1775) está en la parte más elevada de la piazza del Duomo. Es una de las mejores muestras del barroco siciliano, y su arquitecto fue Rosario Gagliardi.
– Interior de San Giorgio.
Descendiendo desde la catedral, nos encontramos a la izquierda con la fachada neoclásica del club privado Circolo de Conversazione (construido en 1850 por los nobles de Ragusa para cultivar el placer de la charla) y con el palacio Donnafugata.
Enseguida llegamos a la piazza Pola, presidida por la iglesia de San Giuseppe, de planta elíptica. Y desde allí seguimos bajando hasta llegar a la piazza Odierna, donde comienza el jardín Ibleo. Antes, nos acercamos a ver el pórtico de San Giorgio Vecchio, lo único que queda en pie de la iglesia normanda de San Giorgio, destruida por el terremoto.
– Interior de la iglesia de San Giuseppe.
El jardín Ibleo es un lugar fantástico para pasear y descansar un rato. A su entrada está la iglesia de San Domenico, y ya en el interior la de San Giacomo (del siglo XIV) y el convento de los capuchinos.
– Jardín Ibleo.
– Iglesia de San Giacomo, en el jardín Ibleo, y pórtico de San Giorgio Vecchio.
En el jardín terminó visita a Ragusa. Era ya el último día del viaje y cogimos el coche para volver a Catania, una de mis ciudades preferidas de Sicilia que, en este viaje, redescubrimos. Llegamos con el tiempo justo para comer y decidimos acercarnos a la Trattoria La Paglia (via Pardo, 23, en el mercado del pescado), a la que ya habíamos ido el anterior viaje. Después fuimos a descansar al hotel. Por la tarde, dimos un buen paseo por la ciudad, vimos tiendas curiosas de las que ya no quedan en las grandes ciudades y paramos a tomarnos unas cervezas en Da Vicenzo, en la agradable piazza Mazzini.
– Tienda de café, con la tostadora en funcionamiento, y tienda de alimentación.
– Paseando por Catania.
Por la noche cenamos en un coqueto patio interior ajardinado: Al Cortile Alessi es una pizzería que está casi escondida en via Alessi y que merece la pena visitar (por el local y por la comida).
Después de la cena dimos otro agradable paseo por Catania hasta el hotel. Era nuestra última noche en Sicilia. Por la mañana devolvimos el coche en el aeropuerto y cogimos nuestro vuelo a Madrid.
¿Volveremos a Sicilia este 2014? ¡No será por falta de ganas!
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– Via Alessi y patio interior de la pizzería Al Cortile Alessi.
Muy interesante como siempre vuestros comentarios y fotografias!
Felicitaciones nuevamente!
Podeis aconsejarnos desde el Valle de los Templos en Agrigento en auto, cual es la mejor ruta para pasar por Villa Romana del Casale, Caltagirone y quedarnos a dormir en Ragusa para ver las ciudades barrocas antes de continuar a Siracusa? Cuantas horas pensais que podremos demorar, parando para conocer naturalmente?
Gracias
Hola, Verónica. La verdad es que con eso no puedo serte de mucha ayuda. Lo mejor es que utilices el Google Maps, que suele ser bastante bueno eligiendo recorridos. Antes de ir a la Villa Romana, comprobad que ese día está abierta (nosotros nos llevamos una sorpresa).
Un saludo,
Adolfo
Si el google map lo utilizo para rutas, pero dudo en los tiempos…..si podremos hacer ese recorrido en el dia y llegar a Ragusa antes de la noche?
Gracias
Yo creo ye sí, salvo que sea un fin de semana de verano y haya algún atasco a la entrada de una ciudad (el tráfico en Sicilia es de locos)
Hola Adolfo! Preciosas fotos e interesantísimo vuestro diario viajero. Gracias por tus amables comentarios acerca de la guía de mi hermano Miguel (con los que estoy de acuerdo, claro). Quería decirte que, por fin, la nueva edición (totalmente revisada y ampliada) está en las librerías desde febrero de este año (2014). La presentación oficial
será en Palermo, en el Palacio de los Normandos el próximo 5 de Mayo. ¡Y para allá que nos vamos!
Hola, Carmen:
Muchas gracias por el comentario. Me alegro de que ya esté disponible la nueva edición. La recomendaré a todo el que me pregunte. ¡Qué pena no poder estar en Palermo para ver la presentación de la guía! Mañana me paso por alguna librería para comprarla.
Un abrazo,
Adolfo
Hola Adolfo, en un mes estaremos recorriendo Sicilia siguiendo tus pasos del viaje anterior al pie de la letra, ¿sugieres algún cambio al recorrido luego de éste nuevo periplo? Gracias Eduardo
Hola, Eduardo:
Yo uniría los dos viajes y elegiría lo que más os apetezca. Del último viaje no me perdería Ragusa ni Palermo. Palermo y Monreale están al lado y Ragusa se puede ver en la misa ruta que Noto y Módica, por ejemplo. Todo depende de cuánto tiempo vayáis. A mí me quedan cosas por ver, como las islas Eolias. Eso será en el próximo viaje.
Un saludo,
Adolfo
Gracias Fito, estaremos siete noches serían dos en Trapani (llegamos y partimos del aeropuerto de Palermo) , una en Piazza Amerina, dos en Siracusa y dos en Cefalú , no pretendo tampoco conocer todo en un viaje, nuevamente gracias, si necesitas datos de sudamérica a tu disosición. Eduardo
Yo dormiría en Palermo en vez de en Trapani (Trapani no tiene mucho que ver, excepto para acercarse a Erice, que tampoco está lejos de Palermo) y tampoco dormiría en Piazza Amerina (aunque sí que iría a ver la Villa romana). Pasadlo muy bien y gracias por el ofrecimiento.
Un saludo,
Adolfo
Hola..voy a Sicilia 8 días en agosto. Leyendo tu blog me he decidido por por 3 dias en Palermo ( visitar Moreale, Cefalú, Trapani,Erice) y 4 en Catania (Taormina, Siracusa, Noto, Modica, Ragusa), el 8º dia debo volver de Catania a Palermo. Funcionan bien los transportes públicos..tren bus…? Voy con mi hijo y no se si alquilar un coche por los problemas que has contado.Muchas gracias
Hola, Ana. El servicio público de autobuses y trenes en Sicilia me han dicho que funciona bastante mal, aunque yo no lo he probado. Creo que por el tamaño de la isla, yendo con cuidado y con paciencia en la entrada de alguna ciudad (tampoco es para tanto), el coche es lo mejor. Trapani no está mal, pero no
Merece tanto la pena. Nosotros fuimos peque volamos al aeropuerto de allí. Aprovechad mejor para ir a la playa (Mondello, San Vito, …) o a las salinas.
Espero que lo paséis muy bien.
A.
Estuvimos en Abril 2014, y alquilamos un auto en Palermo por 10 dias recorriendo la Isla, con los utiles consejos de Fito en este Blog. No tuvimos problemas de ningun tipo en las carreteras, manejan bien, eso de que es peligroso y caotico no lo vivimos. El auto lo devolvimos en el Aeropuerto de Catania, donde tomamos el vuelo a Roma/San Pablo/Montevideo. Un viaje espectacular q en algun momento volveremos a refrescar. El Valle de los Templos, Segesta, Selinunte, Ortigia, Taormina, todos lugares a destacar. Las ciudades Barrocas imperdibles, nos quedamos a pernoctar en un Agriturismo a 7 km de Ragusa. Los vinos, la comida, su gente!,,,
Gracias Fito x tus aportes invalorables…!
Gracias a ti 🙂
Fito, mi esposo y yo estaremos yendo en agosto una semana a Sicilia. Llegamos al aeropuerto de Trapani y nos regresamos de Catania. Tenemos pensado dormir una noche en Palermo, una en Agrigento, dos en Siracusa y dos en Taormina. Dado que el calor en esta época puede ser devastador nos gustaría visitar las playas y obviamente las ciudades también. Qué recomendaciones nos darías? No he visto en tu blog comentarios sobre el monte Etna, lo conoces? vale la pena? Gracias de antemano y saludos desde Colombia. Gracias por tu blog, ha inspirado nuestro viaje.
Hola, Adriana:
Seguid las recomendaciones del blog. Las playa que comento en él están todas muy bien. Nosotros no hemos subido al Etna, pero seguro que merece la pena (además, hará fresquito). Pasadlo muy bien 🙂
hola Fito:
tus blogs de los viajes a Sicilia son…SUPER!!!
Vamos 10 dias a sicilia a fin de septiembre y…tus blogs nos han sido de gran utilidad..
Solo me queda coger hotel en Siracusa y gracias a tus consejos nos alojaremos en Ortigia.
Supongo que Sicilia como toda Italia es ..para volver y volver.
Gracias de nuevo¿¿
Vivimos en San Sebastian,
Si necesitas informaciones de estas zonas o del sur frances no dudes dirigirte a mi ,estare encantada.
un saludo
maribel
Hola, Maribel:
Espero que lo paséis estupendamente. Te tomo la palabra sobre San Sebastián y el sur de Francia 🙂
Un saludo,
Adolfo
Hola Fito, es fantástico tu relato y las fotos!!! Gracias!!
Nosotros estaremos 6 días en mayo. No vamos a Palermo, queremos lugares pintorescos, playas, rincones con encanto.
Que nos recomiendas?
Si tuvieses que elegir para recorrer desde Siracusa dos de las tres ciudades barrocas, Noto, Módica y Ragusa, cual sería tu elección? Ya que las tres el mismo día me parece muy agotador con nuestro bebe.
Gracias!!
Hola, Maribel:
Elegiría Noto y Ragusa (además, son más cómodas de andar si vais con un bebé).
Hola Fito, te consulto desde Argentina, pienso ir a Sicilia en mayo próximo y recorrerla 10 días en auto. Como por nuestro itinerario veríamos Taormina en fin de semana consideras que encontraremos mucho turismo o puede ser pasable. Te consulto para ver si readapto nuestro circuito. Te felicito por el blog, es espectacular y las fotos ni que decir, si hubieramos tenido dudas de ir, con tus descripciones las habríamos desechado. Muchas gracias. Enrique.
P.D.: Trataré de conseguir la guía de Reyero, aunque en mi país todo se volvió difícil.
Hola, Enrique:
En mayo quizá no haya tanta gente como en verano en Taormina, aunque allí siempre hay mucho turismo. Si te supone mucho lío cambiar el itinerario, no lo hagas.
Gracias por los comentarios sobre el blog y las fotos. Espero que disfrutéis el viaje.
Un saludo,
Adolfo
Hola Fito te escribo de Argentina ante todo te felicito por el block, estamos por viajar a Sicilia en setiembre llegamos a Palermo la idea es de ahí irnos a Módica en donde estaremos 3 noches que nos aconsejas que lo hagamos en autobus o tren o auto¿
saludos Ana
Hola, Ana:
Lo mejor en Sicilia es sin duda el auto. El autobús es una tortura y el tren no sé si hay buena combinación.
Un saludo,
Adolfo
Hola Adolfo:
Excelente tu blog! Te pido ayuda con este tema: tengo entendido que cada mes de junio se hace en Taormina un festival de cine para lo cual acondicionan el Teatro Griego poniendo una enorme pantalla que según he visto tapa las maravillosas vistas que hay desde allí. Podrías decirme si esto es así durante todo el mes? Creo que el festival es del 10 al 20 de junio. Crees que si paso por la ciudad antes o después de esas fechas estará ese lugar libre de la pantalla como para poder tomar buenas fotografías? Tras soñar tanto este viaje, no me gustaría encontrarme con eso. Desde ya, muchas gracias desde Buenos Aires!
Myriam
Hola, Myriam. Siento no poder ayudarte con lo de la pantalla. No tengo ni idea. Un saludo y disfruta de Sicilia.
Hola Fito, excelente tu blog, gracias por compartirlo. Te consulto desde Santa Fe – Argentina, con mi esposa queremos ir 7 u 8 dias a Sicilia y recorrer lo mas posible la isla, tratando de seguir los viajes que habeis hecho, Donde nos convendria alojarnos, repartiendo los dias y cuantos dias en cada lugar, para desde alli como base, salir en coche a recorrer la mayoria de los lugares que Uds. recomiendan, incluyendo 1/2 dia en las Islas Eolie. Que nos recomendarias. Muchas gracias..
Hola, Enri:
Yo dormiría quizá en Palermo y en Catania, por comodidad, pero pasar una noche en Ortigia no estaría nada mal 🙂 Depende de a qué aeropuerto vayáis y desde el que volváis.
Un abrazo.
Hola Fito! Primero felicitarte por tu blog!!!! El próximo 21 de julio viajaré con mi esposa y mis dos hijas de 1 y 4 años a Italia y queremos conocer Sicilia, pero nos han dicho que no es recomendable para las niñas, ya que la temperatura puede promediar los 40º!!!! Me gustaría conocer tu opinión al respecto para saber si armo nuestro viaje incluyendo Sicilia o si, por el contrario, nos vamos para el norte (Cinque Terre, Portofino, lago di Como, Verona, la Toscana, etc).
Espero tu consejo.
Saludos
Máximo
Hola, Máximo:
En julio hace mucho calor, pero hay playas y se pueden poner un gorrito. De todos modos, hace calor en casi todas partes…
Hola Fito , encontré tu blog mientras buscaba información sobre unos días en Sicilia, tierra de mi abuelo. Me volvi loca , me gusta mucho como armaste tu vuelta a la isla. Creo que voy a copiar y pegar. Tu consejo de unir los dos viajes es muy buena idea , por lo menos para mi que vivo en Argentina y seria mi único viaje a Sicilia. Recien empiezo con el itinerario, vamos alquilar auto y la idea de llegada y partida seria Palermo. Puedes ayudarme ?
Cerca de Arguigento la playa de arena Scala dei turchi donde puedo hacer noche , desde Catania a Siracusa hay varios km y estaría como en el medio.
Gracias , por tu ayuda . Increíble trabajo hiciste con tu blog … muy buenas tus fotos .
saludos
Olga
Hola, Olga. Cerca de la Scala dei turchi no conozco ningún sitio, lo siento. ¿Lo de que está entre Siracusa y Catania es otra pregunta o un error? No está de caminos entre los dos sitios (y la distancia de Catania a Siracusa no es mucha; de hecho, la isla se recorre rápido).
Espero que lo paséis muy bien.
Un saludo,
A.
¡¡¡Hola!!!
Nos vamos en septiembre 9 días a a Sicilia y buscando información he descubierto este blog… Lo primero, ¡¡¡enhorabuena!!! Qué cantidad de información y de fotos, está perfecto!!!
Leyendo tus comentarios, creo que os puede gustar un tipo de viaje similar al que nos gusta a nosotros, quiero decir que me ha encantado que aparte de los comentarios/fotos de las zonas monumentales, paisajes, ruinas, etc tb incluyes sitios dónde comer e incluso terracitas donde disfrutar de una cerveza y de eso tan maravilloso (e italiano) del dolce far niente… Para nosotros es fundamental cuando visitamos cualquier país conocer y disfrutar sus costumbres y por supesto, su gastronomía. Si encima hablamos de Italia, con mayor razón.
En fin, todo este rollo para hacerte una consulta… hemos pensado hacer tres bases: Siracusa (4 noches, Palermo (3 noches) y…. ¿¿??…y esa es la pregunta… ¿qué sitio me recomiendas para hacer una tercera base de dos noches? Algo por el sur/oeste de la isla, ya que es la parte que se nos queda más alejada.
Muchísimas gracias de antemano!!!!
Un saludo,
Máriam
felicitaciones por el blog,es excelente.Admirables fotos y el itinerario muy bien descripto.Un lujo.Gracias.
Preciosas fotografias de tus dos viajes a Sicilia. Enhorabuena!!