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Escultura de ¿Diana cazadora? en la isla de los museos (en el jardín entre la Galería Nacional y el Neues Museum).
DÍA 3: JUEVES
En las dos ocasiones anteriores que estuve en Berlín pude disfrutar de casi todos los excelentes museos que hay en la «isla de los museos», pero el Neues Museum siempre estaba en obras.
Esta nueva visita me daba la oportunidad de disfrutar del contenido (nueva casa del Museo Egipcio, de la colección de papiros y del Museo de Prehistoria, así como de antigüedades clásicas) y del continente (el museo sufrió daños en la II Guerra Mundial –el arquitecto que lo diseñó fue Friedrich August Stüler– y David Chipperfield ha realizado una reconstrucción impresionante).
– Exterior del Neues Museum y de la Galería Nacional (Isla de los Museos).
Comenzamos la mañana del jueves en la isla de los museos, para ver el Neues Museum (sí, donde está el busto de Nefertiti). Por suerte, estaba casi vacío y pudimos ver todas las salas con tranquilidad, disfrutándolo como pocas veces.
– Entrada al Neues Museum y uno de los patios.
– Salas del renovado Neues Museum.
– Esculturas y detalle de bóveda del Neues Museum.
Tras la visita al Neues Museum, decidimos recorrer Unter den Linden, el bulevar que es centro neurálgico de Berlín (al menos cultural y turísticamente). Pasamos por el Museo de Historia (la ampliación de I. M. Pei es uno de los edificios de Berlín que más me gustan), el edificio neoclásico de la Nueva Guardia (de Friedrich Schinkel, dedicado a las víctimas de las guerras y las dictaduras, que tiene en su interior –sobrecogedor– una Piedad obra de Käthe Kollwitz), la universidad Humboldt y la ópera (edificios junto a la Bebelplatz), la embajada de Rusia, etc., hasta llegar a la Puerta de Brandemburgo (final de Unter den Linden y entrada al espectacular Tiergarten, uno de los parques imprescindibles de Berlín).
– La universidad Humboldt y la sala de la Nueva Guardia con la Piedad en el centro.
Allí, aparte de la famosa Puerta, está el DZ Bank, obra de Frank O. Gehry (hay que entrar en el hall y ver la escultura-puente-cubierta que lo preside).
Desde la puerta de Brandemburgo, seguimos el paseo hacia Potsdamer Platz, para continuar hasta el museo Martin-Gropius-Bau, diseñado y construido en el XIX por Martin Gropius y Heino Schmieden, que se encuentra ubicado en la Stresemannstraße. Allí pudimos disfrutar de una de las mejores exposiciones de fotografía que he visto (por lo amplia en contenido, lo bien montada y la información tan completa que se ofrece): la de Diane Arbus.
– Detalle de Potsdamerplatz y un curioso anuncio en la zona (el trabajador es un muñeco).
– Interior del Martin-Gropius-Bau y la excelente librería del museo (donde me compré «Avedon: Murals & Portraits»).
– Fachada principal del Martin-Gropius-Bau.
Tras la expo de Diane Arbus –para algo sirven las buenas guías–, cruzamos al edificio de enfrente, el Parlamento Prusiano, en el que hay una cantina para los empleados y diputados, pero a la que se puede acceder libremente (pasando el control de seguridad, claro). La comida es alemana (y ya sabéis que no son famosos por su buena cocina), pero está bien y es bastante barato.

Vista de la parte del muro de Berlín que se conserva junto a «Topografía del Terror», con la Hacienda alemana al fondo.
Después de comer, pasamos por Topografía del Terror, centro de documentación donde estaban antiguamente los cuarteles centrales de la Gestapo y las SS, y donde todavía se puede observar una parte del antiguo muro tal y como era (los turistas siempre prefieren los murales del East Side).
Seguimos el paseo por el barrio de Kreuzberg hasta la sede de GSW, un edificio espectacular diseñado por Sauerbruch Hutton architects. Desde allí seguimos hasta la Galería de Berlín (un museo de arte moderno, centrado bastante en fotografía), y aprovechamos la plaza de entrada al museo para descansar un rato en unas tumbonas de tela y madera.
Como el día estaba resultando bastante intenso, decidimos poner rumbo a Moritzplatz, para coger el metro hasta el hotel. Antes de bajar las escaleras del metro, decidimos hacernos unas fotos en un Photoautomat, esos fotomatones antiguos (las fotos son en blanco y negro) que hay por todo Berlín (son otra atracción turística).
– El parque de la Wasserturm es un sitio perfecto para ir al atardecer a tomar unas cervezas con la pareja o con los amigos.
Después de descansar un rato en el hotel, fuimos al barrio de Prenzlauer Berg, al parque donde está la Wasserturm, el depósito de agua más antiguo de Berlín, en activo hasta 1952 y que tiene una historia tras de él muy interesante (actualmente son apartamentos, pero fue incluso campo de concentración en 1933). Paseamos por el barrio, que tiene cafés tan chulos como el Wohnzimmer (visitamos alguna tienda de diseño, tomamos unas cervezas en una terraza, …) y, finalmente, nos fuimos hasta el parque Weinberg. En lo alto del parque está el restaurante suizo Nola, un sitio para disfrutar de la comida, del diseño de su interior y de su estupenda terraza con vistas al parque.
– Edificio del Impala Coffee e interior del Wohnzimmer, en Prenzlauer berg.
– La terraza del restaurante suizo NOLA, con una espléndida vista del parque Weinberg.
Así terminaba nuestro tercer día en Berlín. El viernes comenzaría en un palacio, pero eso ya es parte de la próxima crónica.
P.D.: La foto del busto de Nefertiti la hice durante mi primer viaje a Berlín (noviembre de 2007) y la del café Wohnzimmer en el segundo. Todas las demás son de 2012.