Berlín 2014

A finales de julio fui a Berlín con Fernando y Cristina. Era mi cuarta visita a la capital alemana, la tercera de Fernando y la primera de Cristina, por lo que decidimos combinar visitas obligadas para cualquiera que vaya por primera vez con otras menos obvias. También aprovechamos para pasar un día en Potsdam. Este es relato, acompañado de una selección de fotografías, de nuestro paso por Berlín el verano de 2014. Espero que lo disfrutéis como si hubierais venido con nosotros.

Este edificio de Berlín Este presidido por un cartel luminoso de Coca Cola parece un homenaje a "One, Two, Three", la genial película de Billy Wilder.

Este edificio de Berlín Este, presidido por un cartel luminoso de Coca Cola, parece un homenaje a «One, Two, Three», la genial película de Billy Wilder.

El miércoles 23 de julio cogimos un avión de Lufthansa para ir, con una escala, a Berlín. Era la opción más barata y, sin duda, la mejor (Lufthansa todavía mantiene un espacio decente entre los asientos y te da, gratis, de comer en sus aviones; además, la escala fue sólo de 45 minutos). Nada más llegar a Tegel, aprovechamos para comprar un abono de transporte de 7 días (es 5€ más barato que el abono turístico de 5 días) y montamos en el bus que va hasta Alexanderplatz, el punto más cercano a nuestro hotel. Como era ya mediodía, comimos en el Burger King de Alexanderplatz, todo un viaje en el tiempo (por la decoración y el servicio –no aceptan tarjeta–). Después de la comida, cogimos el metro hasta el hotel (el Courtyard Berlin City Center es una magnífica opción por precio, ubicación y calidad de las instalaciones).

Sala principal del Teatro de Anatomía Animal. En el suelo se ve la trampilla circular por donde subían desde el sótano, por un sistema de poleas, a los animales.

Sala principal del Teatro de Anatomía Animal. En el suelo se ve la trampilla circular por donde subían desde el sótano, por un sistema de poleas, a los animales.

Tras un breve descanso en la habitación del hotel, comenzamos la visita a Berlín por una de las curiosidades que íbamos a ver este viaje: el Teatro de Anatomía Animal de la Facultad de Veterinaria. Carl Gotthard Langhans lo diseñó en la misma época que la Puerta de Brandemburgo. El edificio, el más antiguo de la universidad, tiene la estructura clásica de un anfiteatro. Fue restaurado en 2012 y actualmente se utiliza para conferencias principalmente. En el sótano hay una maqueta en la que se puede observar el mecanismo para subir por la trampilla circular, mediante poleas, a los caballos hasta el teatro.

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 – Edificio del Teatro de Anatomía Animal (Facultad de Veterinaria de la Universidad de Humboldt) y su cúpula vista desde el interior.

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De camino al muro, pasamos por delante del Museo de Historia Natural, en Invalidienstrasse.

Después de ver el curioso edificio de la universidad (la entrada más sencilla es por Luisenstraße), nos acercamos a Bernauer Strasse para ver el Gedenkstätte Berliner Mauer, 1,4 kilometros del Muro de Berlín a lo largo de toda la longitud de la calle. Marcado por hileras de barras de acero oxidadas, el monumento incluye una torre de guardia, la Capilla de la Reconciliación y un centro de documentación que describe la brutal división del este y el oeste. La instalación muestra cómo se construían las instalaciones fronterizas y permite formarse una idea clara de la construcción que una vez dividió al país.

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Gedenkstätte Berliner Mauer, en Bernauer strasse.

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– Muro y torre de vigilancia, y Ventana del Recuerdo.

Uno de los elementos más importantes de este monumento es la Ventana del recuerdo, en la que se rinde homenaje a todos los muertos en esta zona del muro.

Capilla de la reconciliación.

Capilla de la reconciliación.

Campanas de la iglesia original.

Campanas de la iglesia original.

La Capilla de la Reconciliación se abrió en el año 2000. En el lugar se encontraba la Iglesia de la reconciliación, volada en 1985, ya que se encontraba justo sobre la franja de la muerte. Tras la caída del Muro se construyó sobre los cimientos la Capilla de la reconciliación, una construcción de adobe con revestimiento de láminas de madera. En los servicios religiosos se recuerda con frecuencia a las víctimas del Muro.

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Entrada al complejo de viviendas.

En la misma zona anterior, en la que también se encuentra una de las estaciones fantasma del Berlín dividido (S-Bahn Nordbahnhof), en Hussitenstrasse, un poco lejos de los senderos de turistas, se encuentra un homenaje arquitectónico a otras épocas de la historia de Berlín. Es un ambicioso complejo de viviendas sociales. Inaugurado en 1904 por la caridad Vaterländischer Bauverein, en el complejo llegaron a vivir 1.000 personas en su mejor momento, a pesar de que se redujo mucho por las bombas de la Segunda Guerra Mundial. El arquitecto diseñó seis patios, de los cuales sólo tres permanecen actualmente –mostraban las épocas clave de la evolución arquitectónica de Berlín–. Partiendo del estacionamiento se entra en el patio románico, pintado de gris con detalles en rojo y verde azulado y adornado con balcones en forma de cúpula y un tejado en punta, en el que destaca una escultura de un santo vigilante. A continuación viene un patio de ladrillo rojo construido en estilo gótico, y otro arco conduce a un edificio de estilo medieval tardío con una torreta metálica gris en una esquina y balcones con entramado de madera en la otra.

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Después de la visita a estos edificios, nos fuimos dando un largo paseo hasta el Mitte, para que Cristina viera Oranienburger strasse (una pena que el CO Berlin ya no esté en el magnífico edificio de Correos, que creo que lo van a transformar en un centro comercial), Auguststrasse, Sophienstrasse (y otras calles de este precioso barrio de Berlín), los patios con galerías de arte, librerías como Gestalten, cafeterías como Barcomi’s Deli, o el famoso Hackesche Höfe (un laberinto de preciosos patios llenos de cafés, galerías y tiendas).

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Quien haya estado en Berlín recordará las avispas (no hay moscas), los cuervos (no hay palomas) y… ¡las tuberías rosas!

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Cristina y Fernando en uno de los patios del centro de Berlín.

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– El patio de Sophienstrasse en el que está Barcomi’s Deli y Cristina y Fernando paseando por los patios de Hackesche Höfe.

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La espectacular entrada de Hackesche Höfe.

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Estos relojes con publicidad son típicos de Berlín (este está a los pies del Volkspark).

Aunque nuestra zona preferida de Berlín es la que está al norte del Mitte (Scheunenviertel / Prenzlauer Berg), la razón para estar ya el primer día paseando por sus calles era que habíamos reservado para cenar en el NOLA, un restaurante suizo con una terraza semicircular que preside el Volkspark am Weinberg. El parque, que fue destruido durante la II Guerra Mundial y reconstruido según los gustos arquitectónicos y paisajísticos de la RDA, fue renovado por completo en 2005 por iniciativa de los vecinos. Aparte del restaurante, hay un área de juegos infantiles y un estanque. Por la tarde-noche la gente se reúne en el parque, en la falda que da al estanque de nenúfares, para charlar y tomarse unas cervezas. El único vestigio de la época de la RDA es una escultura de Heinich Heines en uno de los laterales del parque.

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La gente disfruta del atardecer en el Volkspark am Weinberg, frente al estanque de nenúfares.

Cenando en la terraza del NOLA.

Cenando en la terraza del NOLA.

Recordaba que la noche que cenamos en el NOLA en nuestra anterior visita a Berlín fue excelente, aunque no recordaba qué habíamos cenado. Esta vez, los platos que pedimos fueron un tanto decepcionantes (los entrantes estuvieron bien (fiambre y quesos suizos), pero de principal pedimos su plato estrella, Burä Röschti, que resultó ser una especie de pastel de patata y queso soso y pesado). Aún así, el NOLA, por su decoración y entorno, merece una visita.

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Con la cena en el NOLA terminaba el más que ajetreado miércoles.

Vista de Potsdamer Platz.

Vista de Potsdamer Platz.

Cúpula del Sony Center.

Cúpula del Sony Center.

Comenzamos el jueves desayunando en un Balzac (una cadena de cafés estilo Starbucks) de Potsdamerplatz. Después dimos una vuelta por la plaza y por el Sony Center, antes de dirigirnos a uno de los mejores museos de Berlín. El Martin-Gropius-Bau Museum (1881) es obra del arquitecto Martin Gropius. El edificio de ladrillo tiene mosaicos y relieves de terracota (es considerado un representante del estilo arquitectónico «Schinkel») y resultó muy dañado a finales de 1945. Su última restauración fue en 1999 y desde 2001 acoge principalmente exposiciones de arte y fotografía (tiene también un restaurante, un café y una muy buena librería).

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Exterior e interior del museo Martin-Gropius-Bau.

La exposición que íbamos a ver en esta ocasión era «David Bowie Is», que gira en torno a la figura de David Bowie (es un repaso a toda su vida e incluye vídeos, proyecciones, fotografías, carteles, trajes y, obviamente, mucha música). Aunque la exposición es excelente, me frustró no poder ver la de Walker Evans que inauguraban al día siguiente.

Puerta de Brandemburgo.

Puerta de Brandemburgo.

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Mural de la época de la RDA (Ministerio de Finanzas).

Tras la expo de Bowie, en la que pasamos gran parte de la mañana, nos fuimos dando un paseo hasta la Puerta de Brandemburgo, pasando antes por el centro de documentación Topografía del Terror y por el Ministerio de Finanzas (antiguo Ministerio del Aire del Reich y posteriormente Consejo de Ministros de la RDA). Volvimos a visitar la sede del DZ Bank, obra de Frank Gehry, y nos acercamos también hasta el Monumento a los Judíos de Europa Asesinados, del arquitecto Peter Eisenman y el ingeniero Buro Happold. Desde allí cogimos un bus hasta Potsdamer Strasser 75, para comer en Joseph Roth Diele, un restaurante dedicado al famoso escritor, con decoración de época, muchas fotos del escritor y libros suyos (a la venta) en estanterías. Comimos, de menú, un escalope de ternera riquísimo.

DZ Bank, de Frank Gehry.

DZ Bank, de Frank Gehry.

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Monumento a los judíos asesinados.

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– Una parada obligatoria: el restaurante Joseph Roth Diele.

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Personajes curiosos en el metro de Berlín.

Después de comer cogimos el metro hasta la zona comercial de Berlín oeste, y dimos un pequeño paseo por Kurfürstendamm y Budapester Strasse. Paramos en esta última calle para ver el nuevo centro comercial Bikini Berlin, que tiene una terraza con vistas al zoológico, alguna tienda interesante de diseño (como Gestalten), galerías de arte y no mucho más (está recién inaugurado y hay mucho espacio todavía vacío). Al salir, pasamos por delante de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm y cogimos el metro en la famosa estación del zoológico (¿no habéis visto la película Yo, Cristina F.?) para volver al hotel a descansar un rato.

El edificio de Jan Kleihues es uno de los emblemáticos de Kurfürstendamm.

El edificio de Jan Kleihues es uno de los emblemáticos de Kurfürstendamm.

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– Exterior e interior del centro comercial Bikini Berlin.

El peor lado de la globalización: el antiguo cine del edificio de mármol de Kurfürstendamm (Marmorhaus), es ahora un Zara.

La peor cara de la globalización: el antiguo cine del edificio de mármol de Kurfürstendamm (Marmorhaus) es ahora un Zara.

Balanceakt, de Stephan Balkenhohl (frente a la sede de la editorial Axel Springer, en Axel-Springer-Straße 65)

Balanceakt, de Stephan Balkenhohl (frente a la sede de la editorial Axel Springer, en Axel-Springer-Straße 65)

Berlinische Galerie.

Berlinische Galerie.

Por la tarde, dimos un paseo desde el hotel hasta el barrio de Kreuzberg. Fuimos por Axel-Springer-Straße y Lindenstraße hasta el Museo del Holocausto (del arquitecto Daniel Libeskind), después por Alte Jakobstrasse (pasamos por la Berlinische Galerie) y seguimos por Oranienstraße hasta la terraza de un bar que hay justo enfrente del SO36 (en Heinrichplatz), para tomar unas cervezas.

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– Detalle del exterior del Museo del Holocausto y típico portal de un edificio de la RDA en Oranienstraße.

La fachada del SO36 a media tarde, con la señora asomada a su ventana y el señor esperando a alguien en la puerta, no previene de lo que habrá allí por la noche.

La fachada del SO36 a media tarde, con la señora asomada a su ventana y el señor esperando a alguien en la puerta, no previene de lo que habrá allí por la noche.

Mientras estuvimos tomando las cervezas en la terraza frente al SO36, estuve fotografiando a los paseantes. Este de la fotografía es de los más normalitos ;-)

Mientras estuvimos tomando las cervezas en la terraza frente al SO36, estuve fotografiando a los paseantes. Este de la fotografía es de los más normalitos 😉

Markthalle Neun.

Markthalle Neun.

La idea era cenar esa noche en el mercado que hay en la calle Einsenbahnstraße, el Markthalle Neun, ya que los jueves celebran el Street Food Thursday. El mercado estaba lleno de puestos donde vendían todo tipo de comida, pero había demasiada gente y resultaba muy agobiante (casi no había sitio ni para comer de pie), así que decidimos ir a un restaurante que ya conocíamos de la anterior visita y que no estaba muy lejos (a dos paradas de metro). Terminamos el jueves cenando en Il Casolare, un italiano con terraza (al lado del río) en el que sirven unas pizzas muy ricas y baratas.

Cristina y Fernando en la terraza de Il Casolare.

Cristina y Fernando en la terraza de Il Casolare.

NOTA: El párrafo sobre la isla de los museos está adaptado del que aparece en la web de David Chipperfield.

NOTA: Muchas de las visitas a los diferentes museos de Berlín están comentadas en la página del viaje de 2012: Berlín 2012.

Cris y Fer desayunando en Barcomi's Deli.

Cris y Fer desayunando en Barcomi’s Deli.

El viernes se presentó lluvioso, así que era un día perfecto para ir a ver museos (además, Cristina tenía que ver, al menos, los imprescindibles). Comenzamos la mañana desayunando, muy bien aunque caro, en Barcomi’s Deli. Desde allí fuimos andando hasta la Isla de los Museos, en la que se encuentran gran parte de los mejores museos de Berlín (de arte antiguo principalmente). El primer museo que visitamos fue el Neues Museum.

Neues Museum. Patio interior.

Neues Museum. Patio interior.

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Sombrero de Oro de Berlín.

Sombrero de Oro de Berlín.

El desarrollo de la Isla de los Museos se inició en el siglo XVI. El Altes Museum (Museo Antiguo), de Friedrich Schinkel, se completó en 1828. En 1841, el rey Federico Guillermo IV de Prusia ordenó a Friedrich August Stüler elaborar un plan para desarrollar un «santuario para las artes y las ciencias» en los terrenos que quedaban detrás del Altes Museum. Diseñado por Stüler, en 1859 se inauguró el Neues Museum, primer museo de tres pisos del mundo. El edificio quedó casi en ruinas por los bombardeos de la II Guerra Mundial. David Chipperfield restauró el edificio (se tardaron 11 años), que está en la lista del Patrimonio Cultural Mundial de la UNESCO desde 1999. Los objetivos principales del proyecto eran recompletar el volumen original, y reparar y restaurar las piezas que quedaron después de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial. Se trataba de reparar, conservar, restaurar y recrear todos sus componentes. La secuencia original de las habitaciones fue restaurada con tramos de nueva construcción que crean una continuidad con la estructura existente. La restauración, casi arqueológica, siguió las directrices de la Carta de Venecia, respetando la estructura histórica en sus diferentes estados de conservación.

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Faraón.

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Cabeza verde de Berlín.

En el Neues Museum están las colecciones de arte egipcio, prehistoria e historia antigua. Algunas de las piezas más importantes son el busto de Nefertiti (la única que no se puede fotografiar, aunque sí pude hacerlo hace años, cuando estaba en otro museo de Berlín), la cabeza verde de Berlín (también de arte egipcio), el sombrero de oro de Berlín (de la Edad del Bronce) y el Xantener Knabe (del s. I dC).

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Xantener Knabe (s. I o II dC).

Galería Nacional, al lado del Neues Museum.

Galería Nacional, al lado del Neues Museum.

Después de la visita al Neues íbamos a ver el Museo de Pérgamo, pero la interminable cola que había para entrar nos disuadió de ello (lo dejamos para la tarde). Decidimos acercarnos a la catedral, el Altes Museum y la Humboldt Box.

Catedral y, al fondo, Torre de Comunicaciones.

Catedral y, al fondo, Torre de Comunicaciones.

Humboldt Box.

Humboldt Box.

La Humbolt Box es un centro de información sobre la construcción del Palacio Real de Berlín (demolido durante la época de la RDA). Íbamos a entrar porque estaba dentro del listado de visitas con la Museum Card, pero pasó lo de siempre con esas tarjetas que se supone te ahorran dinero: «se podía visitar con la Museum Card hasta octubre de 2013, pero ya no» –aunque, cuando la compras, te siguen dando un programa donde pone que sí se puede–.

Museo de Historia (de I. M. Pei).

Museo de Historia (de I. M. Pei).

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– Teatro Maxim Gorki y, detrás de él, fachada del Colegio Húngaro (con una curiosa escultura integrada en ella).

Tras ver la catedral y el Altes (por fuera), fuimos dando un paseo por Unter den Linden (Museo de Historia, Teatro Maxim Gorki, Neue Wache, etc.) hasta Gendarmenmarkt, donde se encuentra la Konzerthaus Berlin y las dos «catedrales» gemelas (sólo la francesa mantiene una iglesia en un lateral). Como llovía a mares, decidimos aprovechar para ir a comer y, por la tarde, intentar ver el Museo de Pérgamo.

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– Interior de la iglesia de la «catedral francesa», en Gendarmenmarkt.

Fachada del antiguo colegio.

Fachada del antiguo colegio.

En Auguststraße 11-13 hay un edificio que era un antiguo colegio de niñas judías (Jüdische Mädchenschule) y que actualmente acoge dos restaurantes (el carísimo Pauly Saal, que tiene una terraza en el patio del edificio, y Mogg & Melzer), varias galerías de arte (CWC, Michael Fuchs Galerie, …) y el museo The Kennedys (tenía ganas de verlo, pero no tuvimos tiempo en esta ocasión).

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Entrada del antiguo colegio de niñas judías. Al fondo, entrada a Pauly Saal. A la derecha, entrada a su terraza.

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– Terraza de Pauly Saal e interior de Mogg & Mezler.

El sándwich de pastrami de Mogg & Mezler.

El sándwich de pastrami.

Comimos en Mogg & Mezler el mejor sándwich de pastrami que he probado nunca.

Después subimos a la galería CWC para ver una exposición de fotografía, «Supermodels«, con obras de Richard Avedon, Nadav KanderAnnie Leibovitz, Peter Lindbergh, etc. La exposición era muy buena, pero el precio de las obras me pareció desorbitado (fotografías a 80.000€, y eran, muchas veces, series de 10 o incluso 20).

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– Entrada a la CWC Gallery y exposición «Supermodels».

Museo Bode.

Museo Bode.

Sinagoga.

Sinagoga.

Desde allí volvimos andando hasta la isla de los museos (pasamos por la sinagoga de Oranienstraße y por el museo Bode, proa de la isla de los museos); y esta vez sí conseguimos entrar en el Museo de Pérgamo.

El Museo de Pérgamo se inauguró en 1930 y, como curiosidad, se construyó alrededor de las obras de arte que lo integran (primero fueron las obras y después el museo). Incluye la colección de antigüedades clásicas, el Museo del Antiguo Oriente Próximo, y el Museo de Arte Islámico. En él podemos ver cosas tan espectaculares como el Altar de Zeus de la ciudad de Pérgamo, la puerta del mercado romano de Mileto, o la Puerta de Istar de Babilonia.

Detalle del altar de Pérgamo.

Detalle del altar de Pérgamo.

Puerta del mercado de Mileto.

Puerta del mercado de Mileto.

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– Esculturas a la entrada del Altes Museum (una de ellas a punto de ensartar a un turista).

Altes Museum.

Altes Museum.

Universidad de Humboldt, en la Bebelplatz.

Universidad de Humboldt, en la Bebelplatz.

Como todavía teníamos tiempo y me había quedado con ganas de subir a la catedral francesa para hacer alguna foto de las vistas (cuando fuimos por la mañana estaban celebrando una boda), volvimos andando hasta allí (pasamos por Bebelplatz, lugar donde se llevó a cabo la famosa quema de libros el 10 de mayo de 1933 por las juventudes hitlerianas) y conseguí mi objetivo de subir a lo alto de la catedral (aunque las vistas no eran espectaculares, mereció la pena subir los tropecientos escalones).

Gendarmenmarkt (a la izquierda la Konzerthaus y al fondo la catedral alemana).

Gendarmenmarkt (a la izquierda la Konzerthaus y al fondo la catedral alemana).

Interior de la cúpula de la catedral francesa.

Interior de la cúpula de la catedral francesa.

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– Konzerthaus y catedral alemana, en Gendarmenmarkt.

Ya bastante cansados, decidimos volver al hotel (andando). Por el camino, compramos agua mineral y yo me detuve en un puestecito de fresas (mereció la pena; estaban riquísimas).

Puesto de fresas (la señora tenía un curioso parecido a Esperanza Aguirre).

Puesto de fresas (la señora tenía un curioso parecido a Esperanza Aguirre).

Después de descansar en el hotel sólo quedaba ir a cenar. Elegimos Monsieur Vuong (Alte Schönhauser Str. 46), un restaurante asiático al que ya habíamos ido en otra ocasión, en el que se come bien y barato (y siempre está hasta arriba). Tras la cena nos tomamos una copa en un bar cercano y volvimos al hotel a dormir (no sabéis bien lo que cansan los museos –y las mil caminatas–).

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– Terraza de Monsieur Vuong y Cris y Fer haciendo el chorras en el interior 😉

 

El sábado nos levantamos temprano para aprovechar el día en Potsdam. Desayunamos y cogimos el tren hasta la parada más cercana al Parque de Sanssouci.

Nuevo Palacio de Sanssouci.

Nuevo Palacio de Sanssouci.

Los Communs, una de las sedes de la Universidad de Potsdam.

Los Communs, una de las sedes de la Universidad de Potsdam.

En el Parque de Sanssouci hay un conjunto de palacios y jardines que se comenzaron a construir durante el reinado de Federico el Grande (s. XVIII) y que fueron ampliados por Federico Guillermo IV en el siglo XIX. Los deseos de Federico el Grande eran los de un hombre «sencillo»: no tener preocupaciones, estar sans souci. Y así mandó construir entre 1745 y 1747 el palacio de verano de Sanssouci, en las conocidas terrazas de viñedos (el palacio lo terminó Georg Wenzeslaus Knobelsdorff). La visita de todos los palacios y edificios –el Nuevo Palacio, las Nuevas Cámaras, la Casa China, la Orangerie, el Palacio de Charlottenhof, el palacio Sanssouci, …–, así como las dimensiones del parque, hacen que se necesiten varias jornadas para verlo todo con el suficiente detenimiento. Nosotros decidimos ver el Nuevo Palacio, el Palacio Sanssouci y la Casa China, además de dar un largo paseo por el excelente parque y ver parte de los demás edificios sólo desde el exterior.

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– Habitaciones y salones del Palacio Nuevo de Sanssouci.

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Palacio Nuevo de Sanssouci.

Empezamos nuestra visita en el Palacio Nuevo de Sanssouci, que Federico el Grande hizo construir entre 1763 y 1769. Sus salones, el teatro y la galería de Pesne son ejemplos del rococó federiciano. Los edificios adyacentes al palacio, los Communs, son actualmente una de las sedes de la Universidad de Potsdam.

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– Paseando por el Parque Sanssouci.

Casa China.

Casa China.

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– Interior de la Casa China.

Tras la visita al palacio, dimos un paseo por el parque hasta llegar a la Casa China. El edificio fue construido entre 1754 y 1757. Servía para pequeños eventos sociales y su estilo es una mezcla de rococó y arquitectura oriental.

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– Cris y Fer en un banco del parque, y vista del molino histórico.

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Vista del Sizilianischer Garten.

Después de la visita a la Casa China, paseamos por el Sizilianischer Garten, vimos por fuera el molino (es de 1791, aunque se reconstruyó en 1993, debido a un incendio) y llegamos hasta el Palacio Sanssouci.

Palacio Sanssouci.

Palacio Sanssouci.

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– Interior del Palacio Sanssouci. Esculturas.

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– Biblioteca y habitación del Palacio Sanssouci.

El Palacio Sanssouci, aunque se supone la joya del parque, es pequeño (de una sola planta y con 10 habitaciones) y se ve en poco tiempo. De todos modos, después se pueden disfrutar los jardines con los viñedos, que son espectaculares.

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Cris y Fer, haciendo el payasete, en los jardines del palacio.

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– Vistas del palacio, los jardines y los viñedos.

La lasaña de Lindner.

La lasaña de Lindner.

Se acercaba la hora de comer, así que nos fuimos andando hasta el centro de Potsdam y comimos en Lindner (Jägerstraße 16, Potsdam), un sitio de comida para llevar, aunque también se puede tomar allí (es lo que hicimos), y pastelería (todavía recuerdo lo rica que estaba la lasaña de jamón serrano y mozzarella y el postre).

Potsdam parece una ciudad de Lego.

Potsdam parece una ciudad de Lego.

Después de la comida dimos un paseo por el centro de Potsdam. Salvo el barrio holandés, que tiene encanto, el resto es demasiado «bonito» y con pinta de prefabricado (pensado, obviamente, para el turismo). Me quedo, sin duda, con la parte de los palacios.

El barrio holandés es la parte más bonita e interesante de Potsdam.

El barrio holandés es la parte más bonita e interesante de Potsdam.

Entrada a la vinoteca Cordobar.

Entrada a la vinoteca Cordobar.

Volvimos a Berlín ya avanzada la tarde y fuimos a cenar al Cordobar (Große Hamburger Str. 32), una vinoteca-restaurante con raciones muy ricas e interesantes (aunque caras) y unos vinos todavía más caros (además, el esnobismo de los camareros con el tema de los vinos es de hacérselo mirar –¡y eso que nos trajeron uno con tapa de rosca, como el antiguo Savin!–). Por lo demás, el sitio es agradable y tiene un patio interior ajardinado muy apetecible (y con ratoncito incluido dando una vuelta por el mismo).

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– Vistas del interior de la cúpula del Reichstag.

Vista nocturna de la cúpula del Reichstag.

Vista nocturna de la cúpula del Reichstag.

Nos pasamos toda la cena mirando el reloj, porque teníamos pase para la cúpula del Reichstag a las 10 de la noche (la última hora). No habíamos podido ir los días anteriores porque estaba cerrada por trabajos de mantenimiento. Fue una dura caminata-carrera por las márgenes del río, pero conseguimos llegar a tiempo (lo hicimos en 15 minutos). Al final, sudando como pollos, pudimos admirar de nuevo –primera visita nocturna– la obra de Norman Foster. Esta última visita me sirvió también para comprobar lo bien que funciona la nueva compacta de Sony (Sony RX100 III) en condiciones de poca luz. AQUÍ podéis leer la reseña que escribí en la web de Sony (es la que tiene la foto de la cúpula del Reichstag).

Así terminaba el muy completo sábado (bueno, ahora no recuerdo si con vuelta al hotel en metro o con un nuevo paseo).

Desayunando en el Café Krone.

Desayunando en el Café Krone.

El domingo, último día en Berlín (el lunes por la mañana volvíamos a Madrid), lo habíamos planteado como un jornada de relativo relax. Empezamos con un muy buen desayuno en el Café Krone (Oderbergerstraße, 38), en el distrito de Pretzlauer Berg.

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– Interior del Café Krone y vista de Oderbergerstraße.

Parque de bomberos en Oderbergerstraße.

Parque de bomberos en Oderbergerstraße.

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Mercadillo de Mauerpark.

Después del desayuno fuimos al mercadillo de Mauerpark, donde se puede encontrar de todo (discos, ropa, cámaras antiguas, bisutería, etc.). Nosotros compramos un par de bolsas de tela con un dibujo muy chulo (de las oficiales del propio mercadillo) y unos clicks de Playmobil (para el sobrino, para nuestra colección y para un regalo). Además de los puestos, mucha gente suele ofrecer conciertos en el parque y familias enteras se sientan alrededor de los grupos para escuchar su música.

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– Los niños disfrutan de los conciertos en Mauerpark y en una estación de metro cercana.

Wasserturm.

Wasserturm.

Interior del Kulturbrawerei.

Interior del Kulturbrauerei.

Hasta la hora de comer, decidimos dar un paseo por la zona: nos acercamos al Kulturbrauerei para que Cris conociera el complejo (una antigua fábrica de cerveza del siglo XIX transformada en centro de ocio y cultural –como el Matadero, pero con muchas más actividades–), pasamos por la Kollwitzplatz, descansamos un rato en el jardín junto a la Wasserturm (el depósito de agua más antiguo de Berlín –1877–, actualmente convertido en un complejo de viviendas), nos tomamos una cerveza en una terraza y subimos a la Zionskirche (una iglesia de 1872, de la que podéis leer su historia en AQUÍ).

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– Entrada a la Zionskirche y vista desde lo alto de la iglesia.

Zionskirche.

Zionskirche.

W der Imbiss.

W der Imbiss.

Comimos en W der Imbiss, un pequeño restaurante en Kastanienallee 49, cuya cocina es una fusión de la de varios países (es principalmente vegetariana) y que es famoso por sus Naan Pizzas.

Comimos en la terraza, como siempre, acosados por un montón de avispas (seguro que no hacen nada, pero es difícil comer tranquilo con una en la oreja, otra en el plato y dos o tres en la bebida).

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Salas de la Gemäldegalerie.

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– Ni un reproductor de música ni una escena de 2001: señalética de una sala y cúpula del edificio de la Gemäldegalerie.

Después de comer fuimos al Kulturforum, principalemente a la Gemäldegalerie, ya que no pude visitarla en mis anteriores visitas a Berlín. En la Gemaldegalerie tiene pintura de los siglos XIII al XVIII, de artistas como Jan van Eyck, Pieter Bruegel, Albrecht Dürer, Rafael, Tiziano, Caravaggio, Peter Paul Rubens, o Rembrandt.

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Neue Nationalgalerie.

Cuadro fotorrealista de Franz Gertsch (lo que más le gustó a Fernando).

Cuadro fotorrealista de Franz Gertsch (lo que más le gustó a Fernando).

Como ya estábamos allí y teníamos tiempo, nos acercamos también a la Neue Nationalgalerie (el edificio es de Mies van der Rohe). Tuvimos la suerte de que acababan de inaugurar la tercera parte (cubre de 1968 a 2000) de las exposiciones dedicadas al fondo de arte moderno del museo. Pudimos ver obras (pintura, fotografía, instalaciones, etc.) de Barnett Newman, Joseph Beuys, Andy Warhol, Sophie Calle, Werner Tübke, Rebecca Horn, Andreas Gursky, Gerhard Richter, Franz Gertsch, o Wolfgang Tillmans.

Iglesia de San Mateo.

Iglesia de San Mateo.

Con la visita a la Neue Nationalgalerie terminaban prácticamente nuestras vacaciones en Berlín. En el paseo de vuelta al hotel pasamos por delante de la Filarmónica de Berlín, la iglesia de San Mateo, la escultura de los boxeadores de Keith Haring, …

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– Filarmónica de Berlín y escultura «los boxeadores», de Keith Haring.

Entrada del Berliner Prater Garten.

Entrada del Berliner Prater Garten.

Sólo quedaba cenar, y tuvimos el acierto de ir al Berliner Prater Garten (en la misma zona donde habíamos desayunado), un jardín de cerveza y un restaurante en el que cenamos estupendamente (como siempre, lo mejor son los escalopes de ternera).

Seguro que muy pronto volveremos, porque, aunque ya era mi cuarta visita, todavía me queda mucho por ver y disfrutar de una de mis ciudades preferidas. ¡Hasta pronto, Berlín!

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– Fer en el biergarten e interior del restaurante. 

Cris y Fer despidiéndose de Berlín desde la salida de la parada de metro de nuestro hotel.

Cris y Fer despidiéndose de Berlín desde la salida de la parada de metro de nuestro hotel.

 

4 pensamientos sobre “Berlín 2014”

  1. Jajajaja, tengo cara de estar llorando de verdad!…
    Te ha quedado genial! y además de completito bastante fiel a la realidad!me encanta!

  2. Me encanto!!
    Sabes que enganchas??

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