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Cefalú, ciudades, Erice, Fotografía, photography, Sicilia, Sicily, Trapani, viajes
Recién llegado del fantástico viaje a Sicilia e incorporado de nuevo al trabajo en Barcelona, busco desesperadamente tiempo libre para seleccionar y editar las fotos del viaje. Como me llevará unos cuantos días todo el proceso, os dejo en esta entrada, a modo de aperitivo, tres fotos del viaje que me gustan especialmente (aunque del viaje en sí no digan mucho).
La primera foto la hice casi a medianoche en Trapani. Acabábamos de salir de cenar –estupendamente– en un restaurante cercano a la Estación de Trapani. Íbamos a dar una vuelta por el paseo marítimo y a tomar un helado cuando nos topamos con este fresco italiano: la típica camioneta de tres ruedas (todavía quedan muchas en Sicilia), un puesto de venta de melones y la familia propietaria reunida en torno al mismo. Temía que no saliera bien porque no utilicé flash, pero quedó bastante bien. Los cateles políticos y el árbol de la izquierda añaden color a una imagen que, no sé por qué, me hace sonreír.
La segunda foto la hice en Cefalú. Habíamos parado en este bonito pueblo del norte de Sicilia a comer y a hacer una breve visita antes de continuar camino de Monreale. Después de disfrutar de un delicioso cuscús de pescado, bajamos a la zona de la playa y puerto. Había varios grupos de chicos en el pequeño dique, disfrutando de una espléndida tarde de verano: charlando, bañándose, … En un momento determinado, el pequeño de la imagen se quedó solo, sentado frente a ese mar azul turquesa que parece salido de un mundo irreal (en la zona del puerto se nota menos) y decidí hacerle la fotografía. No sé si expresa ternura, soledad, … –o quizá nada–, pero me gusta.
La tercera y última foto es mi preferida. La tarde del lunes, al día siguiente de nuestra llegada a Sicilia, subimos en coche hasta el pueblo de Erice (el acceso al pueblo, al menos por el lado por el que fuimos nosotros, es uno de los caminos con curvas más cerradas por los que he conducido). Fue casi la primera toma de contacto con la cámara (la mañana la habíamos pasado en la playa de San Vito Lo Capo) y la aproveché bien. A mitad de la visita, estábamos en un jardín cercano al castillo y yo intentaba buscar un buen encuadre para tomar una vista general del pueblo. En ese momento, una señora comenzó a cruzar por la calle que tenía frente a mí. Sin pensarlo, cambié de idea e hice dos fotografías en las que la señora era el motivo central (bueno, la otra no quedó tan bien). Reencuadré la imagen, la edité (fundamentalmente la pasé a blanco y negro) y conseguí, con la inestimable ayuda de la luz del atardecer, el empedrado de la calle y el fabuloso cielo del fondo, la foto que más me gusta, hasta el momento, de las que hice en este viaje. Eran casi las 8 de la tarde y me imaginé que la señora iba en dirección a una de las iglesias del pueblo, a misa; así que ese es el título de esta foto: a misa de ocho.
Espero que os haya gustado el aperitivo.
P.D.: Las fotos, como siempre, las podéis ver en grande haciendo clic sobre ellas.