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La actividad turístico-cultural del domingo empezó en el Spanish Harlem (lo primero que nos encontramos fue un grafitti recordando a la gran Celia Cruz).
En el MCNY (Museo de la Ciudad de Nueva York) había, como casi siempre, unas cuantas exposiciones interesantes: Timescapes (un retrato multimedia de la ciudad de NY, comentado por Stanley Tucci), dibujos de Denys Wortman, Ain’t Nothing Like The Real Thing (la historia del Apollo Theatre) y Glorious Sky (pinturas de Herbert Katzman).
Autorretrato de Herbert Katzman y entrada a la exposición de dibujos de Denys Wortman.
Después de la primera parte de la sesión cultural, bajamos por la Quinta Avenida (quiero una casa allí) hasta el Metropolitan, para ver la exposición de fotografías de tres grandes: Stiegliz, Steichen y Strand (por el camino quedaron el Cooper Hewitt y el Guggenheim). Como no había mucho tiempo para hacer otra visita antes de comer, continuamos el paseo cruzando Central Park hacia el Upper West Side, para comer en el Shake Shack que hay en la 77 con Columbus Avenue (unos días después descubrí que en verano de 2010 abrieron otro en el Upper West Side).
El museo Guggenheim y el estanque Turtle helado (Central Park) con The Eldorado al fondo.
Entrada a Central Park a la altura del Guggenheim y vista del Upper West Side desde un helado lago Jaqueline Kennedy Onassis.
El Museo de Historia Natural y una hamburguesa del Shake Shack (¡una obra de arte!)
Tras la deliciosa hamburguesa, volvimos a cruzar Central Park para ir al Whitney Museum, donde había dos exposiciones excelentes: Modern Life: Edward Hopper And His Time y Legacy: The Emily Fisher Landau Collection (obras de Jasper Jones, Gregory Crewdson, Andy Warhol, Ed Ruscha, Robert Mapplethorpe, etc.).
Finalizada la jornada museística, dimos un pequeño paseo por Madison Avenue y volvimos al hotel a descansar un rato, antes de la cena.
Carlyle Galleries, en Madison Avenue.
Cenamos en un italiano del Lower East Side, Luzzo’s, que tiene unas pizzas muy ricas (pero no las mejores de NY –Company y Motorino le superan–).
Al terminar, nos dirigimos al Mercury Lounge –aunque la sala es muy conocida, abrió en 1993 y sólo tiene capacidad para 250 personas–, a ver el mini-concierto de My Teenage Stride (antes, pasamos por delante de Katz’s Delicatessen, famoso por la escena de Cuando Harry encontró a Sally). Al menos nos tomamos unas cervezas y conocimos la sala, porque los grupos que tocaron antes que ellos eran flojillos y la parte de My Teenage Stride no superó los 20 minutos.
Katz’s Delicatessen y Fernando ante una pizza de Luzzo’s.
Con el concierto terminó un domingo que amenazaba nieve, y el lunes amaneció, efectivamente, nevado.
Habíamos reservado el día para ir de compras, pero primero nos acercamos hasta el Madison Square Park para hacer algunas fotos (no me negaréis que nevado es precioso).
Madison Square Park: un niño corre hacia su padre por la nieve, y un señor pasea con su perro por delante del Shake Shack (que está a punto de abrir).
Bandera americana hecha con zapatillas, en la tienda de Converse y All Saint Spitalfields (en Broadway St., SOHO).
Después fuimos a la zona del Soho y estuvimos en la tienda de Converse, en la de Levi’s, en la Apple Store, en Muji, en Adidas, etc. También nos acercamos a una librería y galería de arte que se llama Clic (255 Centre St.). Allí vimos dos excelentes exposiciones fotográficas y me compré el libro de Richard Avedon «Photographs 1946–2004» (con dinero y con la espalda en condiciones me hubiera llevado media librería y alguna fotografía).
Exposiciones de fotografía y libros de fotografía y arte en la librería y galería de arte CLIC.
Vista del nuevo edificio de Gehry (8 Spruce Street) desde Centre Street y un grafitti cerca de Porchetta.
Se hacía tarde para comer, así que fuimos a tiro fijo: un plato o un bocadillo de cerdo asado de Porchetta es un placer exquisito (la cerveza, como siempre, la compramos en la tienda de la esquina porque no tienen licencia para vender alcohol). Y después, para el postre, sólo hay que cruzar la calle y entrar en Butter Lane Cupcakes (gracias, Isa, por la recomendación).
Si vas a NY, no puedes perderte un bocadillo de Porchetta…
…ni una deliciosa cupcake de Butter Lane.
Para bajar la comida, paseamos por Alphabet City. Es uno de los barrios más auténticos de Manhattan, de emigración principalmente hispana, en el que están surgiendo desde hace muy pocos años, locales muy interesantes (tiendas, restaurantes, cafeterías). Allí está el mítico Nuyorican Poets Café, el restaurante Casa Adela (66 Ave. C), el Tompkins Square Park y muchos buenos grafittis (el famoso de Joe Strummer entre ellos).
El famoso grafitti de Joe Strummer está al lado del Tompkins Square Park, el pulmón de Alphabet City.
En realidad, más que grafittis, lo de Alphabet City son murales.
El famoso Nuyorican Poets Café y un mural (la Avenida C también se denomina LOISADA, derivación de la pronunciación de «Lower East Side» por parte de los hispanos).
Y, como todo los días, llegó el rato de descanso en el hotel y la cena. En esta ocasión, aprovechamos la NY Restaurant Week y reservamos en Gusto, un muy buen italiano en el 60 de Grennwich Ave. (caro en condiciones normales) al que fuimos con Aída y Dani.
El martes tocaba Coney Island, Dumbo, un musical, …, pero eso lo contaré en la cuarta y última entrega de la crónica.